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En qué consistes el bruxismo y cómo combatirlo

 

El doctor Aleixandre Sanchis habla de una patología que cada día está más presente en la población, y que por tanto, podemos observar prácticamente a diario en la consulta dental: el bruxismo. Se trata de un mal hábito de rechinar los dientes y ejercer presión sobre las mandíbulas. El bruxismo está asociado entre otras causas al estrés y al ritmo de vida acelerado que llevamos hoy en día. Esta patología afecta en la actualidad a un 12% de la población aproximadamente.

Uno de los principales problemas de esta patología es que en su estadio inicial puede pasar desapercibida, sin que la persona se dé cuenta de los primeros síntomas. Al principio el paciente suele levantarse con ligeras molestias en la musculatura masticatoria, y es posible que se note ligero dolor en el cuello incluso en la cabeza, pero que puede confundirse con el dormir en una postura incorrecta. Cuando el mal hábito no desaparece podemos observar un desgaste en los dientes que se irá agravando con el paso del tiempo llegando a provocar sensibilidad dental, fractura de los bordes de los dientes e incluso la fractura vertical (desde la corona hasta la raíz) de un diente con la consecuente pérdida de la pieza fracturada. También pueden aparecer problemas en la articulación temporomandibular.

Uno de los lemas de EspaiDental es que “más vale prevenir que curar”, por lo que hacemos mucho hincapié sobre nuestros pacientes cuando vemos síntomas evidentes asociados al bruxismo, de que deben realizarse una férula de Michigan. Ya que cuando nos encontramos ante un desgaste grave de los dientes con la consecuente pérdida de altura, la única solución para devolverle al paciente el tamaño inicial de sus piezas dentales pasa por la colocación de coronas en todas las piezas del maxilar superior, inferior o ambos. Por todo ello es conveniente mostrarle al paciente esos síntomas que para él pueden pasar inadvertidos, porque al producirse el bruxismo en las horas de sueño del paciente este no es consciente de que rechina los dientes, y como en muchas ocasiones no van asociados a dolor, el paciente puede ser reacio a tener que realizarse un tratamiento y más aún con la desconfianza que muchas franquicias han causado en la población sobre la profesionalidad ejercida en las clínicas dentales.

La férula de Michigan es una pieza de material acrílico, personalizada para cada paciente con el objetivo de conseguir un ajuste idóneo y que en la mayoría de los casos colocamos sobre los dientes del maxilar superior para permitir el libre desplazamiento de la mandíbula. Es muy importante que el día que el paciente acude a la consulta y le entregamos la férula nos aseguremos de que este bien ajustada a su tipo de oclusión, ya que una férula mal ajustada puede agravar los problemas en la articulación temporomandibular. La vida útil de la férula viene asociada al uso que el paciente le dé, es decir, si la utiliza todos los días (que es lo correcto), y de la duración del rechinamiento de los dientes durante las horas de sueño, por ejemplo: si una persona duerme unas 8 horas puede estar apretando los dientes durante 30 minutos o durante 3 horas, por lo que el desgaste no será el mismo. La vida de la férula habrá llegado a su fin cuando aparezca un agujero en la zona donde mordemos la férula debido a que nos hemos quedado sin espesor.

Por último comentaros que al igual que nos cepillamos diariamente los dientes debemos mantener unas pautas de higiene con la férula. A mis pacientes cuando les entrego la férula les doy también una caja para poder guardarla y un cepillo especial para que después de su uso limpien la férula con agua y jabón neutro. Como dura años recomiendo que una vez por semana le den una desinfección más a fondo con las pastillas que podemos encontrar en la farmacia para desinfección de las prótesis dentales.